20 de octubre de 2021

Juzgar a un libro por su portada

 ¿Cuántas veces nos habrán repetido que nunca, bajo ningún concepto, hay que juzgar a un libro por su portada? Esta frase, tomada de manera metafórica, nos quiere decir que no debemos juzgar a una persona por su apariencia o la primera impresión que nos dé, sino por cómo es en realidad, que hay que conocer a un individuo para poder determinar si nos gusta o no, si es afín a lo que queremos encontrar en alguien. O incluso si no lo es, podemos llegar a acostumbrarnos a su forma de ser y opiniones, aunque disten mucho (quizá, incluso, demasiado) de las nuestras. En definitiva, y estoy de acuerdo, no podemos opinar realmente de alguien sin antes haberlo conocido. 

  Sin embargo, si tomamos la frase de forma literal, se entiende, sin lugar a confusión, que no podemos sentenciar el contenido de una obra simplemente por cómo es por fuera. Primero, hay que leerla para ya a partir de eso, formar nuestra propia opinión sobre el relato, historia o hecho que en ella se nos narra. También estoy completamente de acuerdo. Sin embargo, y sería hipócrita decir lo contrario, no se puede negar el gusto por lo estético que tenemos las personas. Que la portada de un libro sea bonita o no, no va a influir en si la narrativa de su autor es buena o mala, o en si la historia que se nos cuenta es interesante; pero sí que puede influir en las ganas que tengan ciertos lectores a la hora de pararse a hojear esa obra de primeras. Puede que no pase esto en todos los lectores, sin embargo, ciertas personas van a verse influenciadas a la hora de elegir un libro del que de no sepan de qué trata por cómo sea este por fuera. De primeras, llama más la atención un libro con una portada bonita o llamativa que uno que sea, por ejemplo, por completo blanco. El dibujo, el diseño o la tipografía de una cubierta son elementos clave para atraer la atención a un libro en una librería. Si alguien ve de repente una portada que llama su atención, lo más probable es que se acerque a mirar el libro y a leer de qué trata este. Incluso en obras que cuenten con varias ediciones,  el lector cogerá la edición que le resulte más llamativa (repito, si está descubriendo el libro). 

  A día de hoy, se da mucha importancia al diseño de cubierta, encuadernado y presentación interior de los libros que salen a la venta como reclamo para atraer a nuevos lectores. Y esto puede tener sus ventajas y desventajas. Al final, una portada bonita y una sinopsis interesante no son ni la mitad de lo que es en realidad el libro, y puedes caer en el error de comprar un libro que te resulte atractivo y al final acabe por no gustarte nada (me pasó personalmente con el libro de After, de Anna Todd). Pero también puedes descubrir, si tienes suerte, grandes obras y autores que acaben encantándote (mi ejemplo es con En el café de la juventud perdida, de Patrick Modiano). 

  En definitiva, considero que es importante (aunque no fundamental) que un libro tenga una presentación atractiva, que llame tu atención, pero tampoco hay que pecar de ilusos ya que nunca se debe juzgar a un libro por su portada.


  A continuación, como extra voy a poner dos libros que me entran ganas leer simplemente por su portada :D


Fragilidades, de Sara Búho.


Once upon a broken heart
, de Stephanie Garber.





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