5 de febrero de 2024

El distrito telefónica (2020 pre-pandemia)





Todo empezó con el gran cambio que fue para nuestras vidas dejar las cajas y sustituirlas por lo que viene siendo el espacio del aula.

Total, que nos mandaban a dibujar unos edificios mú' bonicos que estaban en la RONDA DE LA COMUNICACIÓN, en el barrio de Las Tablas, que para mí está en medio de la nada (que lo está) y "perdido en el monte" (que también). El objetivo APARENTE detrás de que nos mandasen allí era dibujar unas buenas perceptivas cónicas de los edificios que allí se encontraban. Esto significaría que... PRÓXIMA ESTACIÓN...... Distrito telefónica, CORRESPONDENCIA CON... ¿Qué coño va a tener correspondencia si estamos en el culo del mundo?

Resultado de imagen de ronda de la comunicacion

Y llega el tan esperado lunes, iba cargado de carboncillos, tizas, cartulina negra y un poquito de ilusión por ver lo que allí se encontraba. Yo, como todo fanático de todo lo que tenga que ver con los ferrocarriles, me tuve que inventar un camino alternativo por que la línea 10 de metro me parece asquerosa, infumable y una serie de cosas que no puedo escribir porque son tacos y estamos en un blog cristiano. Total que el recorrido sería: me cojo en aluche el Cercanías hasta Chamartín y desde ahí la 10 hasta Ronda de la Comunicación, realizando el transbordo correspondiente en Tres Olivos.
Cuando iba de camino me acordé de que, cuando era pequeño, mi padre y yo estuvimos en Ronda de la Comunicación, porque a mí se me antojó que teníamos que darnos una vuelta por el Metro, lo que significaba, que yo ya estuve allí...

Bueno, que llego allí, realizo mis dibujitos (bastante mal, soy malísimo haciendo cónicas) todo esto con un frío del CARAJO. Total que después de ponerme a prueba amí mismo dibujando, decidí darme una larga vueltecita en Metro y Renfe, es decir, no quería tomar el mismo camino de ida y vuelta.
Me fui a Las Tablas, porque allí se encontraba la cabecera de la línea 1 de Metro Ligero y tenía unas ganas de probar la línea impresionantes. Total que me senté en mi querido ML1 (mientras me planteaba qué coño pintaba yo en un barrio como Sanchinarro) y me dirigí a Fuente de la Mora, en la cual podía coger la Renfe hasta Príncipe Pío, porque la otra opción era irme hasta Pinar de Chamartín, estación que se veía desde Fuente de la Mora, y recorrerme TODA    LA    LÍNEA    4 del Metro, vamos que ni me lo planteé.

Resultado de imagen de estación fuente de la mora

Dicho y hecho, me fui corriendo a coger el tren cuando faltaban 10 minutos para que este llegase, pero bueno, estuve esperando pacientemente y rezando por que fuese un 450, una serie de Renfe que me encanta porque los trenes tienen 2 pisos. Pero no, fue un 446, de los trenes más normales en Renfe, trenes ruidosos del 93.






Total, que llego a Pío, cojo la 6 y me bajo en Ciu.

Hasta aquí la historia, os voy a poner alguno de estos dibujos y me despido por ahora...










La individualización del individuo

En 1912 se crea en Madrid la red metropolitana Alfonso XIII, luego conocida como Metro de Madrid, siendo la tercera más antigua de Europa, después de la de Londres y la de París. El metro está concebido para ser un sistema de transporte subterráneo eficaz, económico y práctico. Esa practicidad resulta tan exagerada que muchas veces se utiliza únicamente como medio de transporte.
Pero, ¿es más que eso? En mi opinión sí, como toda zona compartida a la cual se puede acceder libremente (aunque valga dinero), no deja de ser un espacio público más, pero bajo tierra en muchos casos.
Es por eso que pienso que el metro, aparte de hacer que sus trenes sean eficaces y modernos para tardar lo menos posible, también ha de favorecerse el contacto social, las conversaciones y el intercambio de palabras, ideas y opiniones. ¿O es que acaso dejamos de ser seres sociales cuando pasamos los torniquetes del metro? En mi opinión, el metro debe ser concebido para favorecer la interacción social y las conversaciones, porque si no fuese por los grupitos que se ponen a tocar instrumentos a cambio de dinero o el chaval que le cuenta a sus amigos cómo se comió a Eva en el baño de la disco, esto parecería el metro de Tokio. En definitiva, creo que últimamente se tiende mucho a la evitación de la rutina, ahora se necesitan nuevos estímulos. Viajar en metro no es ya tan estimulante, más bien es algo aburrido que soluciono viendo un vídeo de el Xokas, en definitiva, se abstraen de la realidad costumbrista. Esto causa que las personas se individualicen y se incomoden cuando se interactúa con ellos.

Es realmente preocupante entrar al metro y que el 75% de la gente está con el móvil. ¿Es ese miedo a aburrirnos que nos come o esa estimulación excesiva de la nueva tecnología? 
El término sobrecarga sensorial se refiere a la sobreestimulación de uno o varios sentidos. En definitiva, miedo al aburrimiento. En este mundo tan hiper conectado 5 minutos de silencio son una puta eternidad sin una conexión internet y no debería ser así.