20 de abril de 2022

Cara a cara

 Me encanta decir las cosas a la cara, sin filtros, pero no me gusta porque sea una persona sincera, que también, me gusta, porque es una forma indirecta de que la gente comprenda que me gustan las cosas claras, sin rodeos, con la lengua bien filosa, verdades como puños que salgan a borbotones. Supongo que esto quiere decir que me gusta que me hagan daño, porque no nos mintamos, cuando alguien no dice las cosas claras y a la cara, es principalmente, porque hay un motivo malo detrás de ello, y si al final lo dicen, se sabe que duele, el dolor de una información mal ocultada o de una mentira camuflada empieza a hacer daño en el núcleo interno del corazón, que parece que se te va a romper con cada pinchazo que parece que te mandan las palabras. Yo soy una victima frecuente de las mentiras camufladas, parece que la gente no capta lo de decirme las cosas a la cara y sin rodeos, parece que ellos mismos se enredan en su propia red, tejida con malas excusas y con restos que determinan sus engaño, tan angustiados, que realmente no saben que hacen daño. 

Luego vienen las excusas, los perdones y los lamentos, pero la mentira, aunque no lo parezca, ya se ha grabado, y por muchas tiritas que se utilicen, por muchas sonrisas que se pongan, por mucho que el perdón haya sido aceptado, algo ha cambiado, y tristemente, los sentimientos y la confianza, van disminuyendo, tanto, que en algún punto, desaparecerán.