18 de agosto de 2021

El sinsentido de la educación

Fue allá por el 2017 cuando en el instituto nos mandaron a mis compañeros de clase y a mí como tarea hacer una redacción de temática libre. Recuerdo que elegí la pérdida del romanticismo (en un sentido cultural y de pensamiento, no el que se nos muestra en las películas y libros) en la juventud, ligándolo a mi opinión sobre la educación del conocimiento que se estaba impartiendo en las nuevas generaciones. Hablé sobre la gran pérdida de interés en la enseñanza de las letras, literatura y arte, la supremacía y exclusividad de valor a las ciencias y de cómo cada vez más la calidad y cantidad de los contenidos impartidos en los centros educativos iba decayendo cada vez más. Pues bien, si en aquel momento consideré que la situación estaba mal, hoy puedo afirmar sin ninguna duda que está peor. 

A inicios del curso escolar 2020/2021, las Comunidades Autónomas pidieron una reducción o adaptación del temario que se debían impartir en las escuelas con el fin de garantizar al alumnado los conocimientos básicos necesarios y que aquellos de mayor dificultad fueran más asequibles, argumentando que en esta situación excepcional de pandemia esto era lo más sensato. Hace una o dos semanas, el periódico español El Mundo publicó un artículo en el que afirmaba la eliminación en el plan de estudios general de ciertos contenidos tales como la enseñanza de los números romanos, la regla de tres, los prefijos y sufijos, el mínimo común múltiplo, el dictado y las conjugaciones verbales, entre otros. En fin. Como era de esperar, las quejas no se han hecho esperar, y miles de personas (entre estas, muchos maestros) se han pronunciado completamente en contra de esta decisión, declarando que es una completa locura. Las redes sociales, cómo no, tampoco se han quedado atrás, y han ardido en críticas hacia esta nueva medida. “¿Cómo se va a quitar de la enseñanza algo tan básico como la lectura de números romanos?”, se preguntan. Si es que, se mire donde se mire, te puedes encontrar con fechas así escritas. Y las conjugaciones verbales… Básico para articular una oración. La gente está desesperada, los maestros se echan las manos a la cabeza, horrorizados. Al final, han acabado eliminando contenidos sumamente básicos. También es cierto que se han añadido nuevos contenidos. En Historia, por ejemplo, ahora se enseñará también sobre la persecución de las brujas. Sin embargo, ¿realmente era necesario eliminar contenidos necesarios para añadir nuevos? Como era de esperar, la gente opina que no. 

Quizá el problema no está en los contenidos que se imparten, sino en cómo está estructurado el plan de estudios. Porque, sinceramente, dar toda la historia de España de golpe en 2º de Bachillerato no resulta ser la mejor idea del mundo. Quizá se deberían organizar mejor los contenidos por año y priorizar el aprender antes que el memorizar. Aparte de que no suena muy atractivo memorizar todo el reinado de Isabel II en una semana, escupirlo de memoria en un examen y darte cuenta al día siguiente de que no has aprendido absolutamente nada sobre el tema resulta ciertamente desalentador. Por otra parte, esto impide también el uso y desarrollo de la lógica en los estudiantes. Anda que no habremos oído veces a alguien decir a otra persona más joven “¡Si es que no piensas con lógica. Razona antes de hablar, hombre!”. Incluso ciertos profesores usan mucho este tipo de frases, algo realmente irónico. Pero, ¿qué va a razonar, si lo único que está aprendiendo es a memorizar textos inmensos punto por punto de los que probablemente no entienda absolutamente nada porque ni tiempo hay de parar a reflexionar sobre lo que está escrito? Sin duda, da que pensar. Por supuesto, no todo la culpa de esto la tienen los centros educativos; hay muchos otros factores de hoy en día que perjudican. 

En conclusión, vamos de mal en peor. Y eliminar temario como el que he citado dudo que beneficie ya no solo a las nuevas generaciones que no lo van a aprender en clase, sino que va a afectar en general a todo el mundo.

Un saludo y feliz XVIII de VIII del MMXXI


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