17 de agosto de 2022

Deriva sentimental

Me encuentro en plena crisis existencial, dudando entre sí volver o no a casa. Me hallo dando un relajante paseo para evadir mis pensamientos. Bueno, mejor que beber es. 

Pienso demasiadas cosas a la vez, en todo. Las ideas pasan por mi cabeza a la velocidad de la luz. Es en estos momentos los que aprovecho para maldecir mi hiperactividad. Más de una vez me han dicho que soy una persona aparentemente tranquila. Esto porque no saben lo que mi cabeza esconde. Toda una mezcla de sentimientos y pensamientos fluyendo a la velocidad del AVE.

Teniendo en cuenta que no es la primera vez que me pasa, sabía que debía hacer y por eso estoy aquí, escribiendo un puto post mientras escucho música bien ochentera en una bella Madrid vaciada por las vacaciones. El momento en el que te das cuenta de que no estás hecho para una gran ciudad. A pesar de esté hecho, el tiempo acompaña a tu idea de pasear con unos maravillosos 30 graditos.

Hmmm sin quererlo he acabado en el barrio de al lado. Quizá esto funcione más de lo que pensaba.

También he pensado en coger el coche, pero no tendría esa maravillosa sensación de patear y conocer aún más mi ciudad. Cosa que llevo haciendo ya desde hace unos meses, ya que me di cuenta que, al parecer, 20 años no son suficientes para conocer dónde vives.